Domingo de Resurrección...
En
cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba
enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha
resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les
dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y
ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios.
El
desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y
rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos
permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse
con el Señor.Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al
Señor, que está Vivo.
Hoy estamos muy contentos y es
momento de darle constantemente gracias a Dios.Como Pedro y Juan, tú
también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que Jesús ha
resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.
Tradición de los huevos pascua...
Ofrecer una cesta de huevos frescos era sin duda un magnífico detalle, pero si además los huevos se coloreaban o se pintaban se convertían en un auténtico regalo. En el siglo XII la Iglesia bendecirá la costumbre de regalar huevos como símbolo de resurreción a la salida de la misa de Pascua. Una costumbre que se ha mantenido hasta no hace mucho, especialmente en las zonas rurales, donde abuelos y padrinos entregan a los ahijados panecillos con dos huevos que se llevaban a bendecir.
Ofrecer huevos en Pascua es una tradición que se remonta a varios
siglos atrás. Según algunas fuentes la costumbre de regalar huevos en
Pascua tiene su origen en el siglo IV.
En aquella época la
Iglesia no aconsejaba el consumo de huevos durante la Cuaresma. Sin
embargo, las gallinas seguían poniendo huevos, ajenas a preceptos ni
normas religiosas. Tirar los huevos hubiera sido un pecado. De tal
forma, que no quedaba más
remedio que guardarlos. En unas semanas se conseguía una
sobreabundancia de huevos a los que había que dar salida. El domingo de
Resurección, primer día en el que este precepto ya no rige, se convertía
en la fecha señalada.Y qué mejor que compartir o regalar los huevos que
no se habían consumido durante la Cuaresma. De esta forma, fue naciendo
una costumbre.
Ofrecer una cesta de huevos frescos era sin duda un magnífico detalle, pero si además los huevos se coloreaban o se pintaban se convertían en un auténtico regalo. En el siglo XII la Iglesia bendecirá la costumbre de regalar huevos como símbolo de resurreción a la salida de la misa de Pascua. Una costumbre que se ha mantenido hasta no hace mucho, especialmente en las zonas rurales, donde abuelos y padrinos entregan a los ahijados panecillos con dos huevos que se llevaban a bendecir.